Raquel Ruiz Crespo
Cuando llega el otoño Huelva se engalana con alfombra roja y recibe en el auditorio de la Casa Colón a actores, actrices, directoras y directores que traen sus historias a concursar en la sección oficial del Festival Internacional de Cine Iberoamericano. La cita, que alcanza la 48º edición este año, ha estado siempre acompañada de una programación especial dedicada al público infantil y juvenil. De esta manera, se abre a la ciudad, y profesores y alumnos disfrutan y conocen cine de calidad.
Este año la cita es especial para el centro SAFA Funcadia, ya que el alumnado se convierte en protagonista del Festival al exhibirse “Soles” uno de los títulos ganadores del concurso de Cortometrajes sobre Discapacidad ‘Ponte en mi lugar’ y ‘Hazme ver’ organizado por el Ayuntamiento de Huelva. Su objetivo es crear conciencia en la población joven sobre las necesidades de las personas con discapacidad y dar visibilidad a diferentes perspectivas en torno a la inclusión social.
Laura Sánchez Ríos es profesora de Pedagogía Terapéutica en Educación Secundaria, responsable del Departamento de Orientación del colegio SAFA Funcadia y autora, junto con Rosa Mª Martín Infantes, del corto premiado.
¿ Qué objetivo os planteasteis al presentaros al concurso?
El principal objetivo del corto fue dar visibilidad a las características y peculiaridades de la discapacidad de dos alumnos de Secundaria. Estábamos convencidas que, con su don de gentes, el resultado iba a ser, como mínimo, divertido. Además, los momentos de grabación y los ratos compartidos, fueron increíbles: salir de la rutina diaria y reírnos haciendo el trabajo nos ayudó a estrechar lazos.
¿Cómo trabajasteis con el alumnado la reflexión sobre el lema del concurso: “Ponte en mi lugar”?
Todo fue muy sencillo, no queríamos realizar una creación con un guion establecido ni unas pautas marcadas, por eso optamos por la improvisación y naturalidad en las respuestas de los alumnos y alumnas protagonistas.
Para ello, mi compañera Rosa y yo diseñamos unas breves preguntas abiertas y generales relacionadas con la empatía. El alumnado sólo debía hablar del otro, de sus emociones, de sus aspectos positivos, de su amistad.
Cuando vemos “Soles” nos damos cuenta de la riqueza que nos aporta a todos la inclusión.
¿Cómo se trabaja en el colegio la atención a la diversidad desde este enfoque?
Si echo la vista atrás, recuerdo el aula de apoyo a la integración con niños y niñas recibiendo apoyo por parte de las profesoras de Pedagogía Terapéutica, se trabajaban las materias paralelamente a su grupo clase, pero no con ellos. Hoy, este aula está vacía de personas aunque llena de materiales que son trasladados a sus aulas cuando se necesitan.
No me gusta hablar de integración porque significaría que, previamente, algún niño o niña está excluido; es un concepto obsoleto. Por lo que luchamos es por una realidad inclusiva, donde el alumno o alumna con discapacidad, como niño o niña que es y como realidad que vivimos, dentro y fuera de las aulas, sea (es) uno más, con sus características personales, como las peculiaridades de cualquier alumno/a de la clase, el colegio o nuestro entorno.
Cuáles son las ventajas y cuáles los retos profesionales que plantea la
inclusión en el ámbito educativo.
Todas las personas, en cualquier momento de nuestras vidas, podemos necesitar ayudas, soportes, medidas específicas; no todos aprendemos de la misma forma ni utilizamos los mismos canales para hacerlo. Es por ello, que el profesorado ofrece un abanico de posibilidades, adaptando sus clases y materias a las necesidades de su alumnado, no al revés. Esto, indirectamente, potencia la creatividad de mis compañeros/as. Por suerte, siempre tendremos algo que aprender.
Y a nivel más amplio, ¿qué necesitamos para avanzar hacia una sociedad más inclusiva que respete y favorezca a cada persona, sean cuales sean sus características?
Pienso que aún falta un camino largo por recorrer, que para poder hablar de sociedad inclusiva debemos aprender a aceptarnos y aceptar las individualidades de cada persona, utilizar un lenguaje inclusivo sin la necesidad de ampliarlo con la “coletilla” que describa cómo es esa persona, empatizar de verdad, siendo asertivos y respetando al otro, trabajar el crecimiento personal de cada uno para llegar a conseguir esa aceptación, ampliar las ofertas académicas y laborales, actualizar los registros en los sistemas para que exista relación entre la documentación escrita y la realidad del día a día.
Laura Sánchez Rios (laurasanchez@fundacionsafa.es)
Safa Funcadia, Huelva. Fundación SAFA