Desde los inicios en la tradición educativa de la Compañía, los centros dieron gran importancia a las actividades extracurriculares.
Buen ejemplo de esto encontramos en el papel que tuvo la música en la tarea evangelizadora de las misiones, o en la importancia que la Ratio Studiorum otorgaba al teatro y la retórica.
Eran elementos primordiales para la actividad pedagógica de la Compañía, que siempre buscó formar “hombres y mujeres para y con los demás”.
Por eso, como ha sido siempre, la dimensión paraescolar continua considerándose de vital importancia para nuestra misión y continua siendo necesaria y querida dentro del proyecto educativo y evangelizador.
A través de sus diferentes actividades, debe abarcar modelos de convivencia, potenciar la dimensión creativa y la transmisión de valores.
Por medio de la dimensión paraescolar queremos ayudar al alumnado con la colaboración activa del mismo y sus familias, a desarrollar:
Los centros de la Compañía de Jesús pretenden «formar líderes en el servicio y en la imitación de Cristo Jesús, hombres y mujeres competentes, conscientes y comprometidos en la compasión».
Aunque no resulta fácil sintetizar dicha función de las actividades paraescolares, con el deseo de ayudar a que puedan seguir creciendo en esta tarea y sin pretensión de agotarla, se intenta ahora recoger en cuatro ámbitos:
Interioridad, ámbito social, valores evangélicos, acompañamiento.